Caminos Inéditos por el Sur de Santander. Altamira, La Pradera Sucre, La Belleza y Florian Santander. Noviembre de 2019

Había vuelto a casa luego de viajar en bicicleta por medio país y que el avión me regresara en una hora, lo que en bicicleta me tomó semanas y habría que hacer algo exigente, sin importar que el destino fuese ya visitado o que el camino fuese muy duro y así tal cual fue.

Ir a La Belleza, por la vía directa, repleta de ascenso, barro y piedra suelta, además del creciente frío o el historial que reza que a un amigo le dio un ataque hipóxico, años atrás, en estos ascensos, fue gratificante, además que no me esperaba los paisajes que le dan a esta zona el apodo de la Suiza de Santander.

Un atardecer increíble entre ese cañón de belleza atípica en sus paisajes, cerca a La Pradera y una leve llovizna que dejaba filtrar la luz del sol entre ella y formaba bonitos tonos en las montañas, además de la sonrisa de la poca gente que saludaba con sus manos llenas de moras y amabilidad, fue lo que más recordaré de estas tierras cercanas a casa.

Llegué a La Belleza con la ya casi ausente luz del sol, en medio del aguacero, habiendo salido a medio día y al día siguiente, un descanso en la fria pero rica quebrada La Venta, en el charco de La Paila, justo antes de que la quebrada, ha de atravesar la montaña y caer al vacío, abriendo la ventana del cacique Tisquizoque. para los músculos, un alivio después de reponer vitalidad con buena cena y buen descanso. Fue satisfactorio poder llegar a La Belleza por la vía habitual, pero al mismo tiempo, la más dura para pedalear, pero valió la pena.

Cada centímetro de vía es duro, pero así mismo, hace que cada ápice de paisaje visto, le de la bienvenida a la alegría y satisfacción.