Cumpleaños y Recibiendo a Nairo Conquistador de España. Septiembre 2016

No podría mi onomástico ser superable por todo esto. Ese impulso de ir a pesar de los desmanes del destino que pone cada muro entre lo que se quiere y lo que se puede. Sin embargo la ruta está trazada y en mi cumpleaños hay que ir a pedalear a la buena y poco respirable Bogotá, solamente para recibirle como el héroe que es y para recapitular mi promesa con Doña Eloisa, días antes de prometérselo, de admirar y acompañar a su hijo por su forma de portar con orgullo los colores nacionales y por su forma de de vestirse de humildad.

Cuando todo pasa, no paro de pedalear y el parque Simón Bolívar, se queda corto ante el millón de pedalazos por la pista entre ese oasis verde, incrustado en la selva de cemento. La noche me comienza a decir con su llegada que es hora de regresar, pero cuando llego al terminal de transportes, allí estaba esa mirada iluminando el lugar. Me invita una dona, para celebrar y un abrazo que se funde en un pensamiento de " esto es ridículamente demasiado bueno para ser verdad", pero sí, allí estaba ella, quien ya en el bus, con la tenue y tímida luz bañando su cara, me hace el viaje de regreso con una conversación de aquellas, que se hacen valorar, por su escasez.

Que hermoso regalo es verla, escucharla y admirarla, no podría pedir más.